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AHLAM
LEMSEFFER

LA OBRA

Ahlam Lemseffer, nacida en El Jadida, Marruecos, estudió Arte en París. Profesora e investigadora en el MEN, es miembro del Comité de Honor de la Sociedad de Artes Francófonas y está en posesión de numerosos premios, incluida la prestigiosa condecoración de la Academia Francesa de Ciencias y Letras.

Es una de las artistas más influyentes de su generación. Su obra se articula en torno a medios como la pintura, la escultura y la instalación. Su investigación explora las formas, los espacios y los colores cuestionando la interdependencia entre la planitud y la espacialidad… Su iconografía otorga a las formas abstractas el valor de representaciones referentes a la arquitectura, el medio ambiente y la sociedad humana. Durante años, Ahlam ha explorado los territorios de la pintura abstracta a través de un continuo cuestionamiento del proceso pictórico: composición, superficie, color, luz y perspectiva.

Desde los años ochenta, su obra encuentra visibilidad y reconocimiento en numerosas colecciones privadas y públicas, en instituciones y eventos de arte contemporáneo en Marruecos e internacionales. Participó en la Cuarta Bienal Internacional de Arte Islámico de Irán, en la Bienal de El Cairo, en la XXIV Bienal de Alejandría y en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Túnez.

Inspiración

Incluso antes de ver el traje en el que iba a trabajar me surgió una pregunta: cómo fusionar, a través de una prenda contemporánea que se acuna en las dos orillas del Mediterráneo, las costumbres tradicionales marroquíes con las ancestrales españolas.

El traje siempre ha tenido una función social, fijada por normas y valores. Entre España y Marruecos siempre ha habido una interacción a través del flujo de personas que viajan de una orilla a la otra. Esto se traduce, naturalmente, en el uso de ropa prestada. Tal es el caso de la carbajada española, que evoca la chilaba marroquí con su larguísima capucha que enmarca el rostro. Encontramos este tipo de prenda en cuadros de escenas populares, como alguna de las inmortalizadas por Francisco Goya. Lo mismo ocurre con la ropa que recuerda al caftán marroquí. Así, entre España y Marruecos se creó el arte árabe-andaluz: un patrimonio cultural compartido.

A partir de esta observación, intenté trabajar sobre el modelo que recibí de Manuel Fernández, integrando detalles de la costura tradicional marroquí (sfifa, aqad, chachiya, capuche). En cuanto vi el traje, en mi enfoque plástico opté por una asimetría impuesta por la gran anchura del modelo. El corte geométrico es muy bonito y quería respetarlo. Así que pensé en un trabajo minimalista para mantener visible la nobleza de la tela.

 

En la parte delantera hay elementos que recuerdan al caftán y en la trasera, un tejido añadido que evoca la mansouria que se lleva sobre esta prenda. El matrimonio del traje español/marroquí se manifiesta también en el tocado. Quería que fuera imponente para oponerse al vestido y por eso lleva colgantes a ambos lados que evocan las joyas bereberes y el encaje saliendo de la espalda, como los sombreros de los antiguos vestidos españoles. Flores y joyas para representar el encuentro festivo de las dos orillas.

En ambas costumbres hay un cierto pudor que he intentado reproducir en mi obra.

TÍTULO

Mansouriati (2022)

TÉCNICA

Pintura acrílica, seda natural y salvaje, stifa mrema, quitane, tul, papel cottage, metal y estameña.

INSPIRACIÓN

Fusionar las dos orillas del Mediterráneo

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