Rahima El Arroud nacida en Tánger, vive y trabaja entre su ciudad natal y Tetuán, donde se graduó en el Instituto Nacional de Bellas Artes, en el que hoy imparte clases. Es pintora y grabadora, de hecho, se ocupa de la estampación de los artistas en el taller de grabado del Instituto Francés de Tetuán.

Rahima El Arroud se impregna de los paisajes que la rodean y que le ofrecen numerosas fuentes de inspiración para su trabajo. En la naturaleza encuentra el amor, la feminidad, la alegría y las formas simples que crean una dinámica seductora en la superficie de sus cuadros.

Sus obras son coloridas y ajardinadas. Su técnica, donde la línea a primera vista es ligera y los colores tanto verticales como horizontales se manifiestan parsimoniosos, revela el talento de una artista atípica y singular. Su enfoque es de una delicadeza que tiende a confundir al espectador. ¿Es figurativo? ¿Es abstracto? Ella es ambas cosas. Decidida y obstinada, Rahima retoma incansablemente un reducido repertorio de formas vegetales que a veces invaden todo el lienzo y en otras ocasiones aparecen aisladas como si estuvieran condenadas a un silencio sideral.

Enredadas, superpuestas, desplazadas en un desorden hábilmente trabajado, las siluetas difusas apenas revelando una impresión temblorosa o rodeadas de una línea firme o suelta —clara influencia de su trabajo como grabadora—, estas formas tienen una presencia que, más allá de la simple representación, son una metáfora de la vida y del florecimiento.

Inspiración

Mi obra es a la vez un tema sencillo y profundo, que se impuso naturalmente y que adopta en esta pieza la seriedad que me caracteriza. A través de un planteamiento plástico, que he convertido en el eje de toda la pieza, he iniciado una búsqueda emprendida y retomada incansablemente, sinceramente, con el amor y con la misma pasión que siempre me inspiran.