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RENATO
COSTA
LA OBRA
Considerado una de las voces relevantes dentro del discurso pictórico brasileño en su diáspora, Renato Costa despliega una obra en la que activa el carácter narrativo de la pintura y la posibilidad de gestionar -desde el mismo centro de esta- el tan deseado “desvío retórico «Hijo del pintor Manoel Raimundo Pereira da Costa (1943 – conocido artísticamente como Manoel Costa) y de Luzia Rodrigues Costa (1949).
De forma muy temprana muestra señales de interés y aptitudes artísticas. Iniciando, por lo tanto, su formación junto a su padre, que le anima sobretodo a establecer un proceso de aprendizaje casi autodidacta, basado en la práctica diaria y constante del dibujo y en la observación del entorno. Esta “práctica establecida por su padre, tenía como finalidad, promover un alto grado de libertad y fortalecimiento de la propia intuición. A los 15 años de edad, empieza a colaborar con algunas de las galerías de arte más importantes de su ciudad, que se dedicaban, en aquel momento, al arte Moderno Brasileño e internacional, Estos años de colaboración con estas Galerías, le permiten construir un cierto “oficio” en su quehacer artístico. En 2005 se traslada a Madrid (España), ciudad donde, unos años después, ingresaría en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense.
En 2007, también en Madrid, conoce a la periodista Maritcha Ruiz Mateos la que sería su futura esposa y madre de su hijo Renato (2013). Cuenta, su haber, con amplísimo repertorio de exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera de España. Su obra ha sido validada por algunas veces críticas y refrendada en medios y revistas especializadas del ámbito latinoamericano. Actualmente, acaba de fichar como artista exclusivo de la prestigiosa Galería Miguel Marcos en Barcelona.
“La tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la codicia de cada hombre.”
Mahatma Gandhi
El título en Latín “OCHRA CASTRUM” ( Castillo de Ocre ) narra la necesidad de defender y preservar a nuestro tesoro más importante, la tierra. El título también quiere dejar claro, la existencia de recursos suficientes para cada hombre pero debido a la codicia, la problemática del Hambre, sigue vigente en los días actuales.
Para realizar esa intervención pictórica, inspirada en la temática “HAMBRE CERO”, que representa uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030, lo primero que pensé fue que debía mantener, como base cromática para la obra, el color amarillo Ocre que es utilizado en la rueda multicolor del famoso logo de la agenda.
A diferencia del color amarillo puro que presenta casi de igual forma, una gran cantidad de carga simbólica negativa como positiva, el Amarillo ocre a su vez, suele estar más vinculado con los valores positivos, que transmiten optimismo, energía y vitalidad. Por tratarse de un pigmento resultante de la extracción de la minería a cielo abierto y, por lo tanto, teniendo en la tierra misma su origen.
Siendo así, la tierra Ocre como elemento productor de vida, y transmutador de muerte en vida, simboliza de forma perfecta la necesidad de un cambio de actitud, para hacer frente a los desafíos que todavía al día de hoy siguen recordándonos el tremendo despropósito que resulta la desigualdad y el hambre.
La técnica utilizada para está intervención pictórica, fue la aplicación de pintura acrílica directamente sobre el vestido, sin ningún otro artificio de estampación. Una intervención directa y lo más libre posible que cuenta con una doble lectura reflejada en la parte anterior y posterior de la prenda, conformando una narrativa temporal que ilustra el deseo de dejar atrás una etapa más oscura y desigual y caminar hacia un futuro más esperanzador. La parte posterior del vestido consta de una composición caótica y fragmentada, donde prevalecen los colores tierra más oscuros y grises que ilustran imágenes en descomposición, que aparecen como antesala del final de una época.
A su vez, la parte frontal del vestido, funciona como contrapunto de la parte trasera, donde vemos surgir, imágenes algo más nítidas de trabajadores del campo, rodeados de animales que les ayudan en sus tareas en un entorno más idílico que evoca una mayor armonía con la Naturaleza. Una composición con colores mucho más luminosos y optimistas, que indican el rumbo en dirección a un futuro más sostenible y esperanzador.
Algunas imágenes que he utilizado para esa intervención, brotan de mi propia memoria personal. Constantemente, me venía a la cabeza, el recuerdo de las figuras de trabajadores que mi padre, el pintor Manoel Costa (43), utilizó y sigue utilizando en sus obras. La obra pictórica de mi padre funciona como una especie de representación teatral de un costumbrismo romántico. Las escenas de trabajadores en comunión con la naturaleza, marcaron su infancia en el Norte de Brasil, donde convivió diariamente con esa rutina. A través de su obra, pude sentir el respeto de estos Hombres y mujeres, a la tierra que le daba sustento y trabajo.
TÍTULO
OCHRA CASTRUM
TÉCNICA
Acrílico sobre tela
INSPIRACIÓN
Preservar nuestro tesoro más importante: La Tierra.
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